Silenciadas en la historia, el arte, la política, los negocios y la escritura, la ciencia tampoco ha sido generosa con el género femenino borrando su participación en un mundo, el científico, destinado a servir a la humanidad (a toda). Los casos de Rosalind Franklin, Esther Lederberg, Martha Chase y Tsenuko Okazaki son buenos ejemplos para entender como se oculta el trabajo femenino dentro del patriarcado.
Vidrieras Catedral de Cuenca Foto: Isabel del Río © |
¿Fueron generosos con Rosalind Franklin? Sólo la nombraban
en el último párrafo de la publicación para agradecerle sus resultados
experimentales “no publicados”. ¿Eran buenos compañeros de trabajo? El ambiente
del King’s College humillaba a las mujeres: Crick escribió que ella no podía
tomar café en la sala de profesores porque estaba reservada a los hombres y
Watson opinaba que en el laboratorio, las mujeres debían estar a las órdenes de
un varón. ¿Hemos superado esta “segregación” en los últimos sesenta años?
Rosalind Franklin sigue sin aparecer en los libros de texto de los estudiantes
de secundaria y bachillerato y, por tanto sigue estando silenciada.
Esther Lederberg,
de soltera Esther Miriam Zimmer, desoyó a sus profesores de Nueva York cuando
la persuadían de estudiar botánica y no bioquímica, una carrera poco apropiada
para una chica. Sin embargo, sus descubrimientos en el campo bacteriológico han
sido fundamentales para el desarrollo de la medicina y la biología molecular aunque
sólo recientemente su nombre empieza a ser conocido por el gran público porque,
durante años, gran parte de su trabajo era atribuido a su marido Joshua
Lederberg, quien recibió el Premio Nobel de Medicina en 1953 compartido con George W. Beadle y Edward Lawrie Tatum, nunca con Esther.
En 1952, el equipo de investigación formado por el doctor Alfred Hershey y Martha Chase lograban convencer a la comunidad científica que el ADN es la base del material genético y no las proteínas, que eran las que hasta ese momento y desde la época de Phoebus Levene se estudiaban por su mayor complejidad. El ADN se consideraba una molécula demasiado "simple".
El experimento se conoce como "experimento de Hershey y Chase" pero en 1969, Alfred Hershey recibía el Premio Nobel de Fisiología en solitario.
Tsenuko Okazaki ha
sido la primera mujer profesora en la Universidad de Nagoya (Japón). Junto con
su marido Reiji, ha descubierto los fragmentos de Okazaki y contribuido a
explicar la replicación de ADN. Ella sí ha recibido un importante premio en el
año 2000: el premio L'Oreal-UNESCO a Mujeres en Ciencia. ¡Y hay quien dice que no son necesarios los cupos!
Vidrieras Catedral de Cuenca Foto: Isabel del Río © |
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