Njinga Mbande, también conocida como Ginga, Nzinga o Anna de Sousa, fue reina de Angola durante más de 40 años y su historia ejemplifica la conquista del continente africano por los europeos durante los siglos XVI y XVII; la oposición de los africanos y africanas al dominio foráneo; y el papel activo de las mujeres oponiéndose a la conquista y a la sumisión.
Museo del Hombre de París Foto: Isabel del Río © |
Njinga Mbande (1583 – 1663) era hija del rey Mbandi Ngola
Kiluanji; es decir su dinastía era la Ngola (Angola) y ésta es la palabra con
la que los portugueses denominaron a los territorios del sudoeste de África que
pretendían expoliar. Llegaron en 1575 en busca de oro y plata y desde el principio,
se encontraron con la férrea oposición de la dinastía Ngola*: primero del padre
de Njinga, y después de su hermano y de ella misma.
Las sociedad Mbundu, a la que pertenecía Njinga, siempre ha
sido matrilineal, ellas heredan la tierra y organizan las aldeas y, como
podemos constatar en el caso de Njinga, también luchaban, codo con codo, en el ejército.
Así, la futura reina de Angola ya gozaba de gran prestigio militar en vida de
su padre y junto a él había luchado contra el vecino pueblo Bakongo por
conflictos territoriales y contra Portugal por el control del comercio de la
región. Además también había demostrado ser una hábil diplomática, conocedora
de las costumbres e idiomas europeos que había aprendido con misioneros.
Cuando el rey Mbandi Ngola Kiluangi murió en 1617 se desató
la lucha por la sucesión entre sus dos hijos. Ngola Mbandi, hermano de Njinga,
se hizo momentáneamente con el poder e incluso ejecutó al hijo de Njinga, pero
sus apoyos eran débiles y más cuando los portugueses empezaron a infringir derrotas
a su ejército. Asustado, llamó a su hermana para negociar un tratado con
Portugal.
La hábil princesa consiguió que los portugueses se retiraran
de los dominios familiares (Ndongo) y reconocieran su soberanía. A cambio, ella
acepto abrir rutas comerciales con Portugal y bautizarse con el nombre de Anna
de Sousa. Pero este valioso tratado se incumplió pronto por ambas partes: los
portugueses capturando esclavos que llevaban a sus plantaciones de Brasil y Njinga
conspirando con los holandeses para formar un ejercito conjunto y derrotar a
los lusitanos, cosa que ocurriría en Ngoleme y en Massangano años después.
Njinga tenía cada vez más partidarios entre la aristocracia
de Ndongo, la guerra con Portugal proseguía y era evidente que su hermano era
poco competente. En 1624, murió en extrañas circunstancias y ella asumió el
control como regente de su sobrino Kaza, pero dos años después ya se hace
llamar “Reina de Andongo”.
En 1647, los portugueses ocuparon Luanda, la capital, y
Njinga se retiró a Matamba, reino vecino donde se hizo dueña de la situación
capturando y haciendo prisionera a la también reina Mwongo Matamba. Desde aquí,
Njinga continuaría resistiendo a Portugal durante más de dos décadas.
Como reina indiscutida, Njinga organizo el ejército y la
defensa: trincheras, cuevas ocultas, tácticas guerrilleras, moderna intendencia…
Pero también se preocupó de ganar prestigió y por un decreto estableció que su
reino sería un refugio seguro para los esclavos que huían de los europeos.
En 1657, un nuevo tratado ratificado en Lisboa por el rey
Pedro VI, devolvía los reinos Ndongo y Matamba a Njinga. Ahora se dedicó a la
administración de ambos territorios: reorganizó la agricultura y el reparto de
tierras; promovió la natalidad y la inmigración desde otros reinos vecinos; y convirtió
a Angola en el enclave comercial más importante del Atlántico Occidental en
África.
Njinga murió con más de ochenta años pacíficamente en
Matamba. Superó traiciones e intentos de asesinato y creó una leyenda que llegó
a Europa. Así, grandes crueldades y excesos sexuales se contaban sobre ella,
unos excesos de los que se hizo eco hasta el propio Marqués de Sade en “La
Filosofía del Tocador”.
Sin embargo, lo que sí es cierto es que las mujeres
gobernaron Angola en el siglo siguiente y participaron activamente en todos los
campos de la economía y cultura; y que la colonización de Matamba no se pudo
completar hasta finales del siglo XIX.
*Ngola es también el término que designa a la persona que
porta la corona real.
© Artículo de atribución obligatoria. Registrado en Safe Creative.
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Purea y Njinga - CC by-nc-sa 4.0 - María Isabel del Río Esteban
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