Beatriz Galindo, Juana de Contreras, Lucía Medrano, Isabel del Vergara, Isabel Joya, Ana Osorio, Catalina Pacense... La lista de mujeres en las universidades castellanas del Renacimiento es extensa y es preciso investigar más para ampliarla.
Isabel la Católica. Foto: Isabel del Río © |
Entre las luces, siempre se destaca la obra cultural de
Isabel. La reina católica admiraba la pintura flamenca, y fue una gran
coleccionista de arte; estudiaba las obras clásicas, y llegó a poseer una importante
biblioteca; y protegía la música, que enseñó a sus hijas. Fue una mujer que se rodeó de
un ambiente humanista y que admiraba el saber, como fuente infinita de placer,
menospreciando disfrutes momentáneos como la bebida o el juego. En su Corte se
repetía: “Jugaba el rey, éramos todos tahúres,
estudia la reina, agora somos todos estudiantes”.
Pero Isabel presenta una particularidad en su visión del
mundo, una particularidad que otras políticas poderosas de siglos posteriores
no han compartido: veía a las mujeres como iguales a los hombres y el famoso “monta
tanto, tanto monta…” lo aplicó también a la unidad y colaboración entre sexos y
géneros en su Corte.
Siempre estuvo rodeada de importantes consejeras, la más
conocida es Beatriz de Bobadilla, y apoyó la labor religiosa de otras, por
ejemplo de Beatriz de Silva. De la confianza que depositó en Beatriz Galindo,
más conocida como La Latina, hay múltiples testimonios que no sólo hablan del trabajo educativo que esta culta mujer ejercía en la Corte sino también del diplomático. Era traductora de documentos y custodia de los
mismos. El emperador Carlos V es a ella a quien primero visita cuando
llega a España. Beatriz Galindo guardaba para él un cofre, que le entrega, con
documentos de vital importancia para Castilla. Hoy en día, su cargo se
denominaría: Jefa de los Servicios Secretos.
Beatriz Galindo fue probablemente profesora en la
Universidad de Salamanca y sin lugar a dudas, tutora de cinco reinas (la propia
Isabel y sus cuatro hijas). Pero la lista de mujeres que estudiaban en las
Universidades de Castilla en aquel entonces es larga. La reina apoyaba, como
mecenas y con su ejemplo, y el nuevo humanismo dejaba atrás los prejuicios de
la escolástica contra el género femenino.
Juana de Contreras, alumna de Lucio Marineo Sículo, entró en
el denominado debate filosófico y político de la época, la querella de mujeres,
defendiendo la igualdad por naturaleza de hombres y mujeres. En 1504, discutía
precisamente con su maestro sobre lo que hoy en día llamaríamos lenguaje no
inclusivo, reivindicando para ella el femenino y no su inclusión como “héroe”
ya que era una mujer (en latín, herois, era lo correcto para ambos sexos, pero
ella quería usar: heroína).
Podíamos también hablar de Isabel del Vergara, Isabel Joya,
Ana Osorio, Catalina Pacense… Pero nos detendremos para finalizar en Lucía
Medrano (Luisa Medrano), catedrática en Salamanca y silenciada en siglos
posteriores y todavía hoy en día, cuando aún se publican artículos en periódicos que
dudan de su existencia, algo que nunca hizo Menéndez Pelayo.
El citado catedrático renacentista Lucio Marineo Sículo la conoció y escribió elogiosamente
sobre ella en su obra “De las cosas memorables de España”, en la edición de
1530.
¡Silencios interesados!
© Artículo de atribución obligatoria. Registrado en Safe Creative
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Mujeres que han contribuido al desarrollo de la cultura y la ciencia - CC by-nc-sa 4.0 - María Isabel del Río Esteban
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