lunes, 20 de abril de 2020

Quince Mujeres Impresionistas: Desde Estados Unidos a Polonia pasando por Madrid

El Impresionismo, ese movimiento pictórico y alegre, que prima los temas al aire libre, los colores claros y las pinceladas rápidas, gozo de gran predicamento entre las féminas del siglo XIX y principios del XX. Hoy hablaremos de quince mujeres pintoras que en algún momento de su carrera, sintieron pasión por el movimiento impresionista.


La francesa Marie Bracquemond (1840 –1916) es la más antigua de todas. Se educó en una pintura academicista siendo uno de sus maestros Ingres. Sin embargo, sintió pasión por el impresionismo en cuanto conoció a Monet. Expuso con ellos a pesar de las dificultades que su marido, también pintor y ceramista, le imponía. Uno de sus trabajos más ambicioso fue precisamente en cerámica: los paneles de las Musas del Arte en la fábrica de cerámicas Haviland de Limoges. Óleos muy conocidos son los que se exhiben en el Orsay de París: Tres Mujeres con Sombrillas y La Dama de Blanco. A mí me encanta su obra Los Paraguas (1882).

¿Qué decir de Berthe Morisot (1841-1895)? Provenía de una familia de artistas. Su hermana Edma también era pintora y su hija Julie Manet seguirá los pasos de su madre, aunque con menor éxito. Fue fundadora del grupo impresionista y expuso siempre con ellos. Algunas de sus obras más conocidas podemos encontrarlas en el Museo Tyssen de Madrid: El Espejo Psiqué y Pastora Desnuda Tumbada. 

La estadounidense Mary Cassatt (1844-1926) fue una pintora y grabadora americana que pasó gran parte de su vida en París. Amante del color, como buena impresionista, visitó también España. En Madrid y Sevilla, se dejó seducir por peinetas, mantillas y abanicos. Una de sus obras más conocidas de este periodo es Bailarina Española con Mantilla (1873), que se encuentra en el Museo Nacional de Arte Americano de la Institución Smithsonian.



Lilla Cabot Perry (1848—1933) también nació en Estados Unidos y vivió en París mucho tiempo. Allí fue alumna de Monet, donde realizó retratos y pintó paisajes a la manera impresionista: es decir, rápidas y pequeñas pinceladas en forma de media luna, uso exclusivo de los tres colores básicos más el blanco y el negro y estudio de la luz. Me encantan sus retratos japoneses, especialmente su Joven Japonesa que nos habla del gusto por el arte de Extremo Oriente que compartieron todos los impresionistas y posimpresionistas.

Joven Japonesa de Lilla Cabot 
en la Galerii de Arta

Impresionistas también fueron la belga Anna Boch (1848 - 1936), la pintora de origen español Eva Gonzalès (1849 –1883) o la alemana (nacionalizada suiza) Louise Breslau (1856 – 1927) porque el Impresionismo, como anuncia el título de artículo se extendió por el mundo junto con el inicio de la liberalización femenina, siempre escasa pero colorista, siempre fugaz pero que impregna para siempre la retina.

Anna Ancher (1859 - 1935), fue una artista danesa asociada con el grupo de pintores de Skagen, una colonia de artistas del norte de Jutlandia en Dinamarca. En Copenhague, donde estudió pintura, desarrolló su propio estilo, y allí fue pionera en observar la interacción de diferentes colores a la luz natural. Pintó temas intimistas, sobre las gentes de Skagen, donde hay un museo dedicado a su obra y memoria.



La polaca Olga Boznańska (1865 – 1940) es bastante conocida en su país natal, especialmente en Cracovia. En 1896, el Museo Nacional adquirió la obra de Boznańska, el Retrato del pintor Paweł Nauen y este mismo museo recibió el legado de la pintora tras su muerte.

Inglaterra también tiene una interesante pintora impresionista, Laura Knight (1877 – 1970). Además de los habituales temas impresionistas (paisajes, clubs, vida cotidiana…), ella trabajó el teatro, el ballet y el circo, por lo que fue considerada una discípula de Picasso.

En España, María Luisa Pérez Herrero (Madrid, 1898) tiene una fantástica pero corta carrera, ya que murió con 36 años. Especializada en el tema paisajístico pintó rincones de Brujas, Ámsterdam, Versalles o París, obras que fueron expuestas en 1927 en el salón del Lyceum en Madrid y en 1928 en el Salón de Amigos de Arte. En 1929, viajó a Salamanca donde se deleitó con la luz de la ciudad legándonos una bella serie de la capital charra. En Madrid, existe una calle a su nombre en el distrito de Chamartín.

También podemos citar a la rumana Magdalena Radulescu, que dejó una importante colección artística en España pero que lamentablemente desapareció durante la Guerra Civil o a la estadounidense Henriette Wyeth Hurd (1907-1997) con sus maravillosos bodegones, aunque uno de mis cuadros favoritos de ella es La Granja Brandywine Farm, absolutamente enigmático y fascinante. Pero es que la asociación de Impresionismo y Mujer llega a Finlandia con Tove Jansson (1914 - 2001) o a nuestros días, con la polaca Barbara Jaskiewicz-Socewicz.


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