Chinchón es un bello pueblo de la provincia de Madrid. Atesora arte y anís y el cine lo ha hecho famoso gracias a su bella plaza. Pero si caminamos, despacio, por sus calles empinadas encontraremos una estatua a la memoria de su Condesa, una mujer interesante desde un punto de vista científico y humano.
Chinchón rinde homenaje a su Condesa Foto: Isabel del Río © |
Era el siglo XVII, durante el reinado de Felipe IV de
España, cuando Francisca Henríquez de Rivera viajó a la América española para
acompañar a su marido, don Luis Jerónimo Fernández de Cabrera, IV Conde de
Chinchón y Virrey de Perú. Era una mujer culta, se sabe que aficionada a la
poesía, y curiosa. En lugar de permanecer invisible en su palacio de cristal,
visitaba la región y aprendía de aquella nueva sociedad. En un viaje por los
valles costeros peruanos, enfermó. Las fiebres eran altas y los tradicionales
remedios castellanos que la aplicaban no efectuaban mejora alguna.
El corregidor de Loja, Juan López de Cañizares, informó al
médico de palacio, doctor Juan de la Vega, que los nativos curaban las fiebres
tercianas con un remedio elaborado con la cascarilla de la corteza de la quina.
El médico dudo un tiempo en tratar a su ilustre enferma con aquellos “polvos”.
Pero el estado de la Virreina se agravaba por momentos y ella, mujer valiente y
sin prejuicios, exigió tomar la nueva medicina. Pronto empezó a mejorar.
La Condesa de Chinchón era también generosa y decidió difundir
aquella cascarilla (así la llamaban) por todo el Imperio Español. Pronto la
corteza del árbol de la quina entraba por el puerto de Sevilla de la mano de
los jesuitas y la corona organizaba su renta. Europa se beneficiaría durante
siglos de las propiedades antipiréticas, analgésicas y antipalúdicas de este
alcaloide blanco y cristalino.
En honor a la Condesa, el gran naturalista Carl Linneo bautizó
a esta especie del género de las Rubiáceas: Cinchona. Las principales especies
son la Cinchona succirubra (quina roja), Cinchona officinalis, Cinchona
calisaya (quina amarilla) y Cinchona ledgeriana.
En el herbario del Real Jardín Botánico CSIC de Madrid está
catalogado el primer ejemplar que trajeron a España. El “tipo” es un pliego en
dos dimensiones y con los datos del día de su recogida.
En definitiva, el siglo de Oro Español se va llenando, poco a poco, de nombres femeninos.
© Artículo de atribución obligatoria. Registrado en Safe Creative.
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