Cinco grandes escritoras que debemos estudiar: Selma Lagerlöf, Grazia Deledda, Sigrid Undset, Pearl S. Buck y Gabriela Mistral.
Detrás del Cristal Foto: Isabel del Río © |
Que el Premio Nobel de Literatura ha olvidado grandes nombres y ha ensalzado a otros que no lo merecían es un hecho indiscutible. Por ejemplo, el español José Echegaray obtuvo el premio en 1904 mientras que el gran Benito Pérez Galdos moría en 1920 olvidado por la Academia Sueca. James Joyce tampoco recibió el Nobel y seguramente no galardonarán a Umberto Eco. Nadie sabe por qué es Nobel de Literatura Winston Churchill, salvo por defender a Gran Bretaña en la Segunda Guerra Mundial, y así podíamos seguir hablando de injusticias y lapsus.
Pero si esto sucede con los varones, con las mujeres la injusticia es exponencial, y más aún en el periodo de tiempo que estamos analizando. Quizás el motivo por el que no siempre figuran los mejores en la lista del “más prestigioso premio literario del mundo” hay que buscarlo en el modo en que se proponen candidatos. El comité Nobel invita por carta a universidades y organizaciones de prestigio para que propongan escritores para el año siguiente y, claro está, en la primera mitad del siglo XX, esas instituciones estaban mayoritariamente en manos de varones que solían olvidarse de proponer escritoras. Aún así tenemos cinco agraciadas:
En 1909, la sueca Selma Lagerlöf recibió el galardón “en apreciación del elevado idealismo, la vívida imaginación y la percepción espiritual que caracterizan sus escritos”. Lo cierto es que Selma Lagerlöf evoluciona la literatura al separarse del realismo y naturalismo, propios de aquel momento, y apostar por descripciones llenas de imaginación y un lenguaje poético que traslada a su clara prosa. Entre sus obras destacan La leyenda de Gösta Berling; El maravilloso viaje de Nils Holgersson; y Jerusalén.
En 1926, la italiana Grazia Deledda fue premiada “por sus escritos de inspiración idealista que con claridad plástica retratan la vida en su isla natal y con profundidad y simpatía tratan los problemas humanos en general”. Su isla natal es Cerdeña y una de sus novelas más famosas es precisamente Fior de Sardegna (La flor de Cerdeña) publicada en 1892.
Sigrid Undset lo recibió en 1928 “por sus poderosas descripciones de la vida del norte durante la Edad Media”. Su trabajo más conocido es Kristin Lavransdatter, una trilogía de novela histórica ambientada en la Noruega del siglo XV.
¿Y qué decir de la escritora estadounidense Pearl S. Buck, Premio Nobel de Literatura de 1938? Es una de mis escritoras favoritas. Sus novelas están ambientadas en China, donde ella pasó muchos años y cuyo idioma dominaba (el mandarín). Destacan East Wind, West Wind, que se publicó en 1930, y la trilogía de The Good Earth (1931), Sons (1932) y A House Divided (1935), que es una bellísima saga sobre la familia Wang. Pearl S. Buck obtuvo el Nobel “por sus descripciones ricas y verdaderamente épicas de la vida campesina en China y por sus obras maestras biográficas”.
Por último, lo recibió en 1945, la chilena Gabriela Mistral “por su poesía lírica que, inspirada por poderosas emociones, ha hecho de su nombre un símbolo de las aspiraciones idealistas de todo el mundo latinoamericano”. Gabriela Mistral es hasta la fecha la única mujer que ha recibido el galardón escribiendo en castellano. ¡Un honor!