Encontramos arte allí donde buscamos y allí donde lo encontramos, nos conmueve. El arte es universal. No tiene edad ni color. Tampoco sexo ni género.
Arcos hispano-árabes. Foto: Isabel del Río © |
Allá en la exótica Anatolia, en los tiempos del príncipe Ahmed, hijo del otomano sultán Bayezid II (1447 - 1512) vivió una mujer de gran talento y educación: Mihri Hatun, la "Safo de Turquía".
En Europa y en España, poco estudiamos sobre la cultura otomana y menos si lleva nombre de mujer. Sin embargo, Mihri Hatun (1460 -1506) es seguro que estaba familiarizada con los aconteceres del reinado de los Reyes Católicos. Poetisa del círculo literario del príncipe Ahmed, vivió en primera línea la buena acogida que el Imperio Otomano hizo de los judíos sefardíes expulsados de la Península en 1492.
Los Otomanos no sólo enviaron su armada, al frente de Kemal Reis, para evacuar de forma segura a judíos y musulmanes sino que concedieron a los refugiados permiso para establecerse y moverse libremente por un imperio que, en aquel entonces, también abarcaba gran parte de la Europa oriental.
En Constantinopla, los judíos sefardíes españoles establecieron la primera imprenta en 1493 y poetas como Menahem Tamar o Solomon ben Elijah Sharbit ha-Zahab contribuyeron al florecimiento cultural del periodo. Si aún hoy en día se pueden encontrar personas que hablan ladino en Turquía y Bulgaria, en la poderosa Anatolia de Mihri Hatun nadie podía ser indiferente a las nuevas ideas, métodos de cultivo y de producción artesanal que llegaban desde España. Para hacernos una idea de lo que debió suponer para los contemporáneos aquel encuentro de culturas, no hay más que recordar las famosas frases del sultán Bayezid II sobre Fernando el Católico: "¿Os atrevéis a llamar a Fernando un gobernante sabio? ¡él que ha empobrecido su propio país y ha enriquecido el mío!"
En este ambiente, desarrolló su arte Mihri Hatun. Se sabe que era la hija de un kadi (juez) y que había recibido una solida educación, especialmente de la literatura persa, pero también de la música turca pues sus poemas guardan relación con una forma de música turca, denominada Gazel, en que se improvisa. También se sabe a través de sus poemas que consideraba su condición femenina un obstáculo pero que se rebelaba y clamaba un puesto entre los escritores. Nunca se caso para mantener su independencia y es ella (y no un hombre) la protagonista de sus escritos.
No tengo constancia de que se haya estudiado la influencia que la llegada de los sefardíes tuvo en su obra, pero sería un estudio que la Casa de Cervantes, establecida en Estambul, debería dirigir.
Poema de Mihri Hatun.
De una mirada te amé
con un millar de corazones.
Que los fanáticos crean
que el amor es pecaminoso.
No importa,
déjame arder en el fuego
infernal de ese pecado.
Bellas palabras que denotan tolerancia y rebeldía. Una mujer lejos de la sumisión medieval. Una escritora muy interesante.
Disfruta de Flamenco turco (subtitulado en castellano). España y Turquía son culturas más cercanas de lo que a veces podemos imaginar. ¡El arte es universal!
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